Quién sentirá como yo.
Quién tan solo escuchara mis palabras no pronunciadas.
A quién mirare con mi alma.
A quién sentiré con mis ojos.
A quién irremediablemente abrazare sin hacerlo.
Y entre pensamiento y pensamiento cae la duda del ser general particularizado en alguien. Existirá? ya esta? vive aún? o murió sin darme cuenta que alguna vez estuvo aquí.
Pasa el tiempo y ya no sigue la duda, porque me doy cuenta que el amor no se puede particularizar; que este, solo es aquellos momentos presentes que pasan sin apenas avisar y que como momentos que son se van de nuestra realidad y de vez en cuando de nuestra memoria.
Y entonces, cuál es el sentido de hacer preguntas y tener dudas como estas? Ninguna, solo el darse cuenta algún día, por fin, que jugamos al juego de vivir y morir; que mientras vivimos buscamos la forma de esperar la muerte de una manera feliz intentando comprender que todo tiempo que existe, traducido en los momentos que vivimos, son ese amor puro que aveces se intenta buscar en algo particular.
